MANUEL LÓPEZ HERRERA: IRONÍAS DE LA REALIDAD
–Bromea y opina de los opinadores López Herrera, desde su elocuente pintura, que son gente con la cabeza hueca y llena de pájaros. Y así presenta en uno de sus cuadros dichos animales, en madera, mecánicos, casi máquinas, saltando del caletre del pensieroso a una jaula y viceversa. Por mi parte, acojo tal parecer y libero de igual manera mis alocadas aves, palabras...
Manuel López Herrera (Madrid, 1946) abre él mismo sus pensamientos al libre albedrío del arte y deja volar su creatividad en el trabajo que expone estos días la galería Kreisler.
Es la suya una pintura figurativa, de un surrealismo que se puede adscribir a lo que muchos llaman “realismo mágico”, “lo real maravilloso” que trataba en literatura el maestro Alejo Carpentier.
Concibe, así, López Herrera, marcados por grandes epígrafes, espacios planos, crípticos, incluso claustrofóbicos, de quebradas y angulosas geometrías bajo una luz monótona, sin grandes contrastes en la mayoría de los casos.
En ambientes así organizados se mueven, o más bien dejan de moverse, sus personajes, estáticos y apacibles, unas veces nostálgicos, otras alienados, entre la detallada efigie y la mordaz caricatura de superlativa cabeza, como muñecos tratando en sus vivas y graciosas miradas, con ironía, muy diversos temas, metáforas, alegorías e historias como de cuentos infantiles, con un estilo que no se aleja de la ilustración de libros tales.
El pintor madrileño se muestra, de hecho, como un retratista ingenuo de figuras cercano en carácter, no en estilo, al aduanero Rousseau, que tanto entusiasmó entre los vanguardistas pioneros.
Con referencias, directas o indirectas, y muy dispares, al holandés Hyeronymus Bosch, el Bosco para los amigos, o al pop norteamericano más célebre, como el de Warhol o Lichtenstein, juega además y presenta los mismos o similares elementos de la cultura de masas, entremezclados y artificiosos, dibujos de Walt Disney frente a pinturas flamencas.
Todo ello, con un carácter narrativo, no deja de parecer, sin embargo, una mera excusa para representar, para crear sobre todo, unos personajes protagonistas de mundos paralelos en un tono de humor existencialista, empático.
–Y brillantes, cristalinas las pupilas, pintan nítida sus miradas una sonrisa agridulce en los labios.
Manuel López Herrera
Galería Kreisler
Del 3 al 31 de octubre de 2006
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