6.10.06

JULIO CURIESES: PINTAR EL AIRE

Quien dejara una oscura impronta en trabajos anteriores, más monocromos y umbríos, y sin duda con otro estado de ánimo, se ha acogido ahora a un significativo y variado colorido, a una recobrada luminosidad. Julio Curieses, bajo el precito nombre Atmósferas, descubre, así, en su obra un evidente cambio.


De Velázquez, verbigracia, y entre otras muchas cosas, se dice que pintaba el aire. Quizás no era ese el fin del maestro barroco; sí lo parece, en cambio, de Curieses.

Sin grandes contrastes, con una intensificada suavidad, y en pinceladas que pueden llegar a empastarse hasta el relieve (lo raro táctil de una atmósfera en la que flotar), el pintor madrileño hace visible lo invisible y progresa en los campos cromáticos, no buscando el mero paisaje, que lo hay también, sino dejando una evocación, una insinuación más o menos arcádica, tal vez algo simbólica, y sobre todo muy sugerente, infinita pese a limitarse a un marco.

Eventual heredero de la brillante pintura de William Turner, de horizontes diluidos, vaporosos ambientes, cielos palpables, sin fondo, y amaneceres u ocasos según se miraran, reflejo de la propia vida, no deja Curieses de mostrar una emoción, una intensidad que recuerda también, sin alcanzar su rotundidad y monumentalidad, a Mark Rothko.

Como ellos, pinta un realismo distinto, mucho más interior que exterior el suyo, pero al cabo realismo en sus intenciones.

Mantiene, con todo, un entorno enrarecido, y aunque algo melancólico, positivo, sonrisa nostálgica semejante de igual manera a la que, sin haber llegado aún a una completa abstracción, impregnaba la obra del soñador Odilon Redon. Tampoco, de hecho, deja de haber en Curieses el mismo tono de un sueño en sus cuadros.

Y no se trata de lo que le pueda deber a Velázquez, o a Turner y Redon, o a Rothko, sino de lo acogedores, penetrables, y a la vez envolventes, que resultan los ambientes aportados, de lo que el pintor busca, de lo que al propio espectador deja por sentir, sin perder en nada un carácter decorativo, del todo agradable, que se desliza generoso a la mirada.

Julio Curieses, Atmósferas
Galería Catarsis
Del 5 al 26 de octubre de 2006


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