11.10.06

CARMEN LA GRIEGA: GRAN SÁTIRA INFANTIL

–Érase una vez un mundo de luces y sombras, el mundo diferente que creó una niña pintora. Lo poblaban seres ingenuos y raros, y mágicos, y monstruos que querían devorarla, que poco a poco se la comían…


Carmen García Bartolomé, Carmen la Griega (Madrid, 1971), como en otros trabajos anteriores, sigue vinculando su obra a su experiencia vital y espiritual, a los conflictos internos que surgen al enfrentarse con el mundo exterior y lo cotidiano.

Entre pinturas y dibujos, vuelve a mostrar su universo de fantasía, su “País de las Maravillas”, de niñas perdidas, de entes fabulosos y grotescos, de híbridos y mujeres barbadas… Recrea, así, la Griega lo que podrían ser monstruosos cuentos infantiles o extrañas alegorías y sátiras sobre la vida.

Sus cuadros, pintados con las manos, pueden evocar en la historia del arte desde los aquelarres de Goya y sus perros hundiéndose hasta la angustia existencial de Munch. En algunos de ellos no puede haber más color, más pintura empastada, de la saturación de expresión plasmada. Muy pocas veces se contiene; es una emoción continua, desbordada.

Los dibujos, muy diferentes, mucho más sutiles, esquemáticos, mínimos y monocromos, la mayoría en blanco y negro, se mueven entre la melancolía y la carcajada, y en un dejarse hacer que busca con languidez la fina ironía. A tinta o carboncillo, los más simples laberintos se muestran como los más envolventes y la máxima inocencia como algo temible. Algunas de estas obras, desarrolladas en series, constituyen verdaderas tiras cómicas, sobre todo tragicómicas, no exentas de violencia muchas de ellas.

Alegorías de una sencillez inmensa, es todo un compendio de sentimientos, de deseos y miedos, tratados de manera directa, muy impactante. No dejan de mezclarse, pues, simbolismo y expresionismo, así como alguna influencia de Oriente, recorriendo los personajes creados un camino que agridulce madura en la soledad y el vacío de la artista frente al mundo, extraño y complejo.

–Y en ese mismo camino a ninguna parte se cruzarían la hipocresía, el amor, el sexo o la muerte. Qué pereza seguir y qué pereza volver, la niña habría de recorrerlo sola, tal vez sin poder ya esconderse bajo la cama.

Carmen la Griega
Galería Tribeca
Del 10 de octubre al 28 de octubre de 2006

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