25.10.06

THOMAS RAVENS: MACROESTRUCTURAS

–¡Se pierde en Piranesi! ¡Se minimiza en Boullée!

–El ser humano frente al propio entorno que se crea se convierte en una incógnita; la obra de los arquitectos supera, así, su ínfima y efímera existencia.

Quien expone, por primera vez en España, esta visión de tan desmesurada enjundia en Michel Soskine, el alemán Thomas Ravens (Moer, 1964), plantea sus reflexiones sobre la urbe y la sociedad modernas. Sólo 17 imágenes le bastan para dar fe de sus agorafóbicas y alucinadas perspectivas.

El gran teatro del mundo, que diría Calderón de la Barca, deja de centrarse en los personajes para estructurarse en el escenario y el atrezo, cada vez más grandilocuentes. Cuando aparece el individuo se desdibuja entre las masas, y éstas se reúnen en abiertos y amplísimos lugares públicos sin un motivo visible.

Ni Piranesi, ni Boullée, ni sobre todo, en unas visiones tan futuristas, Sant’Elia, son ajenos a la meditada obra de Ravens, que se vale de la arquitectura y el urbanismo para ironizar sobre los medios de poder, sobre el control de las sociedades modernas, las grandes construcciones como símbolo, las avenidas y los ilimitados espacios sobre los cuales planean las dictaduras, haciendo de lo grandioso algo cotidiano y de lo cotidiano algo inexorable, en apariencia indestructible.

Con un uso casi exclusivo de la acuarela, en diferentes formatos, toques de color vivos y algo infantiles de ingenuidad, y algunas formas orgánicas dentro de tanta geometría, teñido esto último de surrealismo, se unen a trazos que parecen herederos también del neoimpresionismo. No en vano, el estilo puede recordar, de igual manera, a los diseños publicitarios que ofrecen a los posibles compradores las empresas inmobiliarias. Con todo ello, se ofrecen, desde un punto de vista más bien elevado, grandes vacíos en un paradójico horror vacui de pocos claroscuros y mucha nitidez en cada línea, laberintos a los que parece poder accederse por cualquier sitio y de los que no se saldría.

Desde la libertad, pues, Ravens se cuestiona la propia libertad, la pequeñez de lo individual frente a la cada vez más monstruosa sociedad global que engulle todo el loco mundo coetáneo.

Thomas Ravens
Michel Soskine
Del 6 de octubre al 25 de noviembre de 2006


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