ALBERTO PINA: EL SILENCIO A ESCENA

Como en la pintura de los mencionados, confluyen en Alberto Pina los matices realistas, la fundamental captación de la atmósfera o la personalidad de la luz, aunque para quien ahora expone en Utopia Parkway, esto último se convierta en impersonalidad personalizada, deshumanizada en otros términos.
Por el contrario, y sin abandonarse a onirismos más o menos extraños, el ateniense de nacimiento, como premonición de una clásica serenidad, retomaría en parte la pintura metafísica italiana.
El silencio se desploma, queda paralizado y denso en las obras de Alberto Pina; flota y ensordece. Sus paisajes llegan a padecer enfermizos (y contagiosos) de una aridez de tierras yermas, de edificios abandonados, de polvo y aires viciados, de naturaleza más que muerta, rehecha.
Además, en cuanto a la técnica, inspiran también un acabado industrial, bastante frialdad, un aspecto casi metálico y cortante en colores apagados, sin grandes contrastes, de texturas planas.
La pincelada es pura, aséptica; el pintor se expresa como un cirujano, casi como un primitivo flamenco que puede, pero no quiere, una milimetría en su precisión, apareciendo ésta, sin embargo, de forma constante, voluntaria y nunca, pues, desmedida.
La muestra se puede resumir, así, en una buscada, nada rebuscada melancolía general que queda tanto en los paisajes, abruptos o salvajes, pero contenidos, como en la manifestación de arquitecturas, perspectivas, geometría y otras artificiales creaciones fraguadas por la no tan perfecta mano humana. Y de todo ello, sólo el consciente artista y el espectador, avisado o no, se presentan como testigos de un devenir tan quieto como inquietante, pese al calmo reposo que pueden respirar en tales ambientes y escenografías; lo justo, no haría falta más, en realidad.
Alberto Pina
Galería Utopia Parkway
Del 22 de noviembre de 2006 al 5 de enero de 2007