RYAN McGINNESS: AQUELARRE
Escribía Goethe sobre la célebre noche de Walpurgis: “Todo empuja y se atropella, zumba y rechina; todo silba y forma remolinos; todo corre y charla; todo luce, chisporrotea, apesta y arde. Es un verdadero elemento de brujas”.
–Cuando vi la obra de McGinness, no se por qué, me acordé de dicho fragmento del Fausto; no estaría tan distanciada la descripción de ceremonias tales.
El joven Ryan McGinness (Virginia Beach, 1972) expone estos días en Moriarty. Su obra, bajo el título Neveroddoreven, se compone de cuadros que revisan, que podrían cuestionar, la cultura pop y el efectismo barroco. La misma galería ha sido decorada por el artista norteamericano para ofrecer un ambiente que tenga que ver más con su entidad artística, de creación autónoma, sin referencias a algo externo.
–Cuando vi la obra de McGinness, no se por qué, me acordé de dicho fragmento del Fausto; no estaría tan distanciada la descripción de ceremonias tales.
El joven Ryan McGinness (Virginia Beach, 1972) expone estos días en Moriarty. Su obra, bajo el título Neveroddoreven, se compone de cuadros que revisan, que podrían cuestionar, la cultura pop y el efectismo barroco. La misma galería ha sido decorada por el artista norteamericano para ofrecer un ambiente que tenga que ver más con su entidad artística, de creación autónoma, sin referencias a algo externo.
Estampados de violentas curvas y contracurvas, saturados tapices de colores vivos y serpenteantes, formas sinuosas, elegantes, se entremezclan también con símbolos modernos, con convencionales señales de lo cotidiano, creando, carentes de orden o jerarquía, tan sólo superpuestos en su bidimensionalidad, piezas casi abstractas, y resultando un esteticismo brillante, bastante ígneo, de nítidas filigranas industriales, de centrifugadas espirales, muy decorativo, sin duda. Sobre fondos de colores planos, las laberínticas líneas y siluetas llenan hasta desbordar, se entremezclan, debaten y combaten, se entreven y se ocultan a sí mismas.
Son trabajos muy frescos y atrayentes, de un contenido entreverado, bastante superficial, sin metafísicas ni compromisos, pero complejos hasta saciarse.
Y así, por tanto, considerándolo bien, como la propia noche de Walpurgis descrita por Goethe, la obra de McGinness forma un aquelarre en sí, una conjura de colores y formas que se enredan, no obstante, fuera de la oscuridad de un elemento de brujas, con alegría, pues parece todo análogo, pero mucho más positivo, derramando la creación como de una cornucopia, con su carácter festivo de opulento banquete en frondosos jardines donde perderse, de ceremonia galante, baile de máscaras y teatro de colores protagonistas, entorno por el que bien podrían pasearse o deleitarse los reyes de Francia en una mirada espiral hacia su hondura infinita.
Ryan McGinness, Neveroddoreven
Galería Moriarty
Del 24 de noviembre de 2006 al 8 de enero de 2007
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